Lo que NO sabías de las Abejas, hoy en su día
En México hay abejas como las que todo mundo conoce, pero también hay azules negras, robustas, más delgadas, con pelos sin pelos, con aguijones, sin él; las menos producen miel y la mayoría no son sociales, por ejemplo, una hembra especialmente el desierto, anda sola y alcanza a tener hasta 15 o 20 larvas.
Son consideradas los polinizadores más importantes del planeta y de las 20 mil especies que se calcula que hay en el mundo, casi 2 mil 500 están en México, con una variedad impresionante.
Entrevistado por Mares Mexicanos, el Dr. Ricardo Ayala del Instituto de Biología de la UNAM, actualmente asignado a la estación de Biología Chamela y a la nueva sede en Colima, habla sobre las abejas en nuestro país: no todo son las famosas e importantísimas abejas productoras de miel.
“Las abejas melíferas, Apis melífera, realmente es una abeja introducida en nuestro país desde la época de los españoles, que se arraigó porque ahí sacamos la miel, la cera y todos los productos que nos brindan esas abejas.
“Sin embargo, hay que entender que las abejas son un grupo diverso, con una fauna muy compleja en México, distribuida en todas las áreas geográficas, muy diversa en las áreas desérticas y también presentes en las áreas tropicales secas y húmedas”, dice el especialista.
Con más de 40 años de trabajo, la publicación de más de 80 artículos científicos, tres libros y muchos artículos, Ayala documentó hace algún tiempo mil 900 especies de abejas, aunque ese número ya llegó a casi 2 mil 500.
Documentó, no hace mucho tiempo, la presencia de la Eufriesea insularis, una abeja azul metálico que habita en Isla María Madre, la isla más grande de Islas Marías; polinizan las orquídeas y son de las pocas que viven cerca de ecosistemas marinos.
Pero entre las que más le llaman la atención al investigador “hay dos o tres especies de abejorros que son muy simbólicos de la Ciudad de México, el quijote aguamielero, como la canción de Cri Cri, que son muy abundantes y buenos polinizadores. Hay personas que como producen un poquito de miel, los busca para extraer su miel de los nidos”, señala Ayala.
Dice también que en zonas húmedas como los bosques tropicales más húmedos, hay algunos tipos de abejas muy particulares, principalmente las abejas sociales sin aguijón. “En el continente americano está el área de mayor diversidad de abejas sin aguijón, y en México tenemos 47 especies de ellas, cada una de ellas sociales.
En cambio, en las áreas de los desiertos generalmente dominan las abejas solitarias; es decir, una hembra vive sola, construye un nido en el suelo o en algún agujero que encuentra en la madera y solamente tiene unos poquitos descendientes.
De acuerdo con este investigador un cálculo que hacen los especialistas, el servicio de polinización de todas las abejas llega a los 20 billones de dólares anuales en todo el planeta.
“Esto es un dato interesante porque uno no se imagina que ese trabajo tenga un precio y sí lo tiene porque contribuye a la producción de frutales principalmente y de varias semillas. Hay que tomar en cuenta que también mucho del consumo de los humanos son granos que no requieren polinización por abejas, pero toda la cantidad de frutales sí requiere de polinización.
Inclusive hay abejas que son utilizadas para polinizar productos particulares, por ejemplo, para la alfalfa, las calabazas, girasol, muchos de los frijoles, la vainilla, etc.
De acuerdo con el Dr. Ayala más que alarmar sobre la pérdida de las abejas se debe trabajar mucho en crearles espacios para recuperarlas “hay quienes están pidiendo que en muchas áreas del país se promueva el tener plantas melíferas el uso de corredores de polinizadores o jardines de polinizadores en áreas grandes, entre cultivos para poner plantas nativas que requieren las abejas, de tal modo que se promueve su sobrevivencia
“También se proponen una cosa que se llaman hoteles para abejas. Son sitios en los cuales hay agujeros o sitios adecuados donde puedan anidar. Todo este tipo de cosas de algún modo ayuda a mitigar un poco el problema de la pérdida de hábitats y pérdida de la diversidad.
Verónica Díaz/Mares Mexicanos