Reto de la Diplomacia científica: disipar desconfianza entre la política y la ciencia
La toma de decisiones científicas relacionada con la compra de vacunas y la implementación de las cuarentenas y restricciones durante la pandemia mundial por #Covid-19 son ejemplo de lo que el conocimiento científico puede aportar a los problemas sociales, dice el académico colombiano, especializado en Política exterior y Diplomacia científica.
Entrevistado por #RedFaro para Mares Mexicanos el profesor de la Universidad Externado de Colombia explica también que “los programas de cooperación en los cuales, por ejemplo, México y Argentina se pusieron de acuerdo para fabricar, envasar y distribuir la vacuna AstraZeneca son otro elemento más de lo que puede hacer la Diplomacia científica, donde un solo actor no puede enfrentar una situación crítica sino que requiere la organización y cooperación de varios sectores sociales, incluso a nivel global”.
El académico señala que la Diplomacia científica es un vínculo importante que se desarrolló entre la ciencia, la tecnología, la innovación y la toma de decisiones. “Es –dice– un campo relativamente novedoso y se produce principalmente en el mundo anglosajón; no obstante si en América Latina miramos en la larga historia de nuestras repúblicas, la ciencia y el desarrollo tecnológico ha hecho parte también del desarrollo endógeno, del desarrollo económico”.
Desde su punto de vista para poder llevar a cabo una estrategia basada en la evidencia científica es importante que un grupo de científicos de un país empujen acciones enfocadas a informar pero en su experiencia es una decisión muy particular que depende de cada Estado o gobierno.
Es muy importante explica que ambos sectores dejen de lado sus intereses particulares y, sobre todo que disipen la desconfianza que entre unos y otros. “Suena fácil pero no lo es, se requiere un compromiso en conjunto, de lo contrario cada sector tirara para su propio lado interminablemente”, señala.
“Cuando nosotros miramos el desarrollo de la diplomacia científica depende mucho de las características propias que el país le quiera otorgar. Hay países que han favorecido un enfoque en el cual los ministerios de ciencia o de tecnología, cuando son fuertes e institucionalmente reconocidos a nivel interno son ellos los que lo desarrollan.
“En otros casos han sido los mismos ministerios de Relaciones Exteriores o de Comercio o de Educación. Pero sin duda son acuerdos políticos internos, institucionales los que determinan cuál es el mejor camino para desarrollarlo, para que pueda sembrarse, digamos, como una semilla o como un capital inicial, no solo económico y financiero, sino también técnico y que pueda fructificar en el futuro”, dice el Dr. Piñeros.
Agrega que en la experiencia latinoamericana los caminos son muy diversos; en Chile y Brasil han sido o la cancillería o el ministerio de Relaciones Exteriores las instituciones que avanzan en este sentido. Otros ejemplos son Costa Rica y Panamá.
“No se trata de que los científicos hagan política ni que los políticos, evidentemente, hagan ciencia. Se trata de que cultiven la confianza y basándose en el diálogo para intercambiar información. En ocasiones el científico no sabe en qué instrumentos puede participar el Estado, así como quienes toman las decisiones del Estado no saben cuáles son los avances de innovación científica. Y eso es normal y no hay que verlo como un elemento negativo, sino, por el contrario, como un elemento que hay que favorecer y fortalecer, que es conocernos mutuamente, porque la diplomacia científica es una bisagra que nos permite vincularnos a la investigación y tecnología de punta, para que el Estado tome mejores decisiones.
Otro ejemplo de #DiplomaciaCientífica, comparte el académico, es la cooperación técnica entre Colombia y el Reino Unido para la protección de la selva amazónica a través de programas como los fondos Newton, a través del cual ellos destinan recursos para la protección del medio ambiente y que Colombia sabe aprovechar”, dice Piñeros.
Verónica Díaz Mares/Mexicanos
* Rafael Piñeros
Docente investigador en la Universidad Externado de Colombia. Especialista en política exterior, temas de seguridad y defensa. Fue a partir de la pandemia por Covid-19 que empezó a investigar sobre Diplomacia científica en el área de salud.