Semana 4. La recta final por el Golfo de California
10 y 11 de octubre: Isla Montserrat e Isla Carmen
Por la mañana del 10 de octubre buceamos El Abismo; intimidante nombre que se le dió a una profunda pared cubierta de coral. Durante el buceo encontramos langostas; es el segundo sitio en toda la expedición donde encontramos estos animales, lo cual es indicativo de la fuerte presión pesquera a la que este recurso está sometido.
Durante la tarde visitamos Isla Montserrat, particularmente dos islotes conocidos como Las Galeras. En ellos encontramos una piedra anegada, es decir, inundada por el mar pero imposible de navegar. Pero no imposible de bucear. Por la tarde nos sumergimos para encontrar mucha vida. Esto fue una gran oportunidad, pues las condiciones de anegamiento de esta zona hacen difícil aproximarse a estos arrecifes. Tuvimos mucha suerte con las condiciones del día; con agua clara y poco viento.
Para este punto, acercándonos más al final de la expedición, el equipo de buceo y todos a bordo estamos exhaustos. El buceo es un deporte, después de todo, altamente demandante pero muy satisfactorio. Los monitores han realizado un espléndido trabajo como buzos y como investigadores, sin duda causando mucho orgullo a sus Instituciones; el SCRIPPS Institution of Oceanography, el Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación del GC Marine Program, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, y el Instituto de las Américas con su programa dataMares.
12 y 13 de octubre: Isla Catalina, un refugio en peligro
Jueves y viernes visitamos Isla Catalina; otro lugar icónico del Golfo. Se trata de la isla más alejada del Parque Nacional Bahía de Loreto, por lo que esperamos encontrar mucha vida. Y si bien hemos encontrado algunos organismos interesantes y varios peces, en general el sitio se encuentra más vacío de lo que recordábamos, con pocos y pequeños corales.
En el segundo día monitoreando Isla Catalina decidimos voltear a mirar el paisaje terrestre también. La Isla está colonizada por hermosas biznagas endémicas, que logramos capturar con la ayuda de los drones de DJI. Por otra parte el paisaje marino nos preocupaba, pues encontramos los alrededores de la isla vacíos de vida.
Afortunadamente el panorama cambió durante el último buceo del día, cuando llegamos cara a cara con varios enormes bancos de peces jureles. Este gran conjunto de animales nos dió un verdadero espectáculo, pues tuvimos la oportunidad de verlos cazando: los jureles cazan anguilas jardín, que son pequeñas anguilas que habitan en la arena, y cuando sienten la presencia de un depredador, se esconden en el sedimento. Cuando los jureles cazan a estos animalitos, se arrastran y pasean por la arena, dejando una serie de patrones marcados en el fondo marino que mezclado con el verde de las algas, nos hacen pensar en pinturas abstractas. Sin duda, es la naturaleza la creadora de arte más grande.
Después de nuestro encuentro con los jureles salimos del agua y justo cuando estábamos por guardar las aletas, una manada de delfines se acercó al barco. Definitivamente teníamos que aprovechar la oportunidad, y con la emoción del encuentro con delfines salvajes, el cansancio que hemos sentido en los últimos días se nos olvidó por completo. Convivimos cerca de 40 minutos con los delfines, permitiendo que ellos se acercaran si lo deseaban mientras los observábamos con equipo de snorkel.
Un gusto encontrar a otro gran ícono del Golfo de California antes de terminar la expedición.
El viernes llegamos a un sitio de buceo reconocido como un Refugio Pesquero: Agua Verde, una bahía con dos islotes. Pese a ser un refugio, vimos pocos peces y en general encontramos el sitio bastante desolado, a excepción de una raya águila que se acercó a investigar a los buzos.
El siguiente punto del día es Punta Botella, un arrecife cercano a un pequeño manglar. Lamentablemente, los arrecifes que encontramos en este sitio estaban totalmente muertos; las gorgonias se encontraron en muy mal estado, acechadas por la alta presencia de la estrella de mar corona de espinas, un fuerte depredador para los corales. Reconocemos también que esta estrella ha sido un personaje constante en otros sitios de la expedición, un agravante para la degradación de los arrecifes, en conjunto con la sobrepesca y el calentamiento del agua.
Desde el aire encontramos paisajes increíbles; el Golfo de California es un lugar cuya belleza difícilmente puede opacarse. Sin embargo, esta riqueza en el paisaje no se replicó bajo el agua en los sitios de buceo de este día.
14 de octubre: La Morena, San Diego y Santa Cruz. Las mejores y las peores vistas de la Expedición
Después de los tristes encuentros del día anterior, el equipo necesitaba un levantón de ánimo. Afortunadamente lo encontramos en la Isla La Morena; un lugar mágico, lleno de peces y corales, y de los pocos sitios en toda la expedición donde hemos visto por fin a los deseados grandes peces; peces depredadores, que son tan necesarios para mantener a los arrecifes saludables.
En contraste, las Islas San Diego y Santa Cruz nos recibieron con un paisaje difícil de digerir: grandes cantidades de coral blanqueado. Estas dos islas han sido totalmente sobreexplotadas, encontramos redes de pesca atoradas en corales muertos y corales blanqueados. La alta cantidad de blanqueamiento fue decepcionante nuevamente, pero esta es una de las razones por las que estamos aquí: necesitamos registrar este fenómeno, medir su impacto y generar datos que ayuden a proteger estos sitios, de manera que, con suerte, puedan recuperarse.
Es una vista lamentable, en especial tan cerca del final de la expedición, pero a un solo día de concluir esta aventura, era tal vez la motivación que necesitábamos para llegar a ese último estirón antes de despedirnos: el conocimiento de que nuestro trabajo aquí tiene el potencial de devolverle la vida a estos arrecifes.
15 de octubre: Mangle de Isla San José, y el último día de expedición
Hoy es nuestro día final de monitoreo, y decidimos concluirlo visitando un bosque de mangle en la Isla San José. Los recientes huracanes han afectado este bosque marino, pero sigue siendo un ecosistema clave en el reclutamiento de peces importantes como pargos y mojarras. Pese al daño por los huracanes, seguimos considerando la Isla de San José como el manglar más bonito de la Baja.
Por la tarde llegamos a una pequeña isla muy favorecida por los barcos debido a su belleza: la Isla San Francisquito. Desde el aire, pudimos observar los interesantes colores que se formaron con la inundación de las recientes lluvias; estos colores son causados por las bacterias que se multiplican al encontrar un ambiente adecuado en los grandes charcos de agua estancada que se formaron.
Con este día nos despedimos del Golfo de California por ahora. Todos y cada uno regresa a sus respectivas instituciones, a seguir con la segunda mitad de este gran esfuerzo: procesar toda la información recolectada, generar conocimiento que pueda utilizarse en la continua protección de este asombroso ecosistema, que merece ser cuidado y respetado.